Hace unos días comencé a amigarme con mi ansiedad.
No creo que haya sido casualidad, por más que así lo parezca, varios años de terapia me trajeron hasta este punto. La realidad es que hasta hace muy poco, la palabra “ansiedad” aparecía cuando quería describir un cúmulo de sensaciones en las que no quería profundizar. Me era mucho más fácil decir “estoy ansioso”, en lugar de indagar.
Navegando por mi algoritmo, me encontré con el video nuevo de la banda Florence and The Machine, acá se los dejo, véanlo para que entiendan el contexto.
En el video, Florence Welch se representa a si misma y el actor Bill Nighy, representa a Su Ansiedad.
Ya con esa premisa, me convencieron.
El video sigue a Florence siendo acechada por Su Ansiedad, al menos así es al principio. Le entrega una taza de café, le muestra la hora, la hace apurarse. Hasta acá, todos podemos relacionarnos con esta situación, ¿o no? Cuando estamos apurados, parece que alguien nos apura o cuando nos paramos de golpe en medio de la jornada laboral para ir a buscar algo para distraernos, parece que alguien nos empujara fuera de la silla.
Ella, Florence, reacciona casi inexpresiva a todos estos estímulos presentados por Su Ansiedad. Esta dualidad me pareció aún más interesante y me hizo reflexionar.
Pareciera que siempre es más fácil simplificar la sensación e intentar invisibilizarla cuando, a lo mejor, hay algo en esa ansiedad que me pueda ser útil o ayudarme a sentirme más en control.
Existe, sé que existe. Sé que inclusive a algunas personas se les hace muy difícil verla a la cara y deben recurrir a alguna medicación, como una de las herramientas para lidiar con ella. Sin embargo, a mi parecer, no basta con poner un parche porque siempre va a encontrar una forma de presentarse de nuevo. Existe, sé que existe.
El video continúa mostrando el vínculo de Florence con Su Ansiedad, hasta que en un momento la vemos completamente libre, bailando, feliz. Tal como lo dice en la canción: “I hear the music, I hear the beat and for a moment when I am dancing, I am Free”
Free, libre. ¿Libre de la ansiedad? No, por supuesto que no.
La ansiedad se mantiene presente, siempre. La libertad, para mí está en el reconocimiento. En tener la valentía de mirarla al rostro e invitarla a convivir, a compartir. Al fin y al cabo, ya sabemos que no se irá, ¿qué sentido tiene no abrir nuestro corazón a algo que forma parte de nosotros?
Afortunadamente, hoy en día la salud mental está dejando de ser un tabú, o una conversación privada. Ahora, tanto Florence como muchas otras personas que están en el ojo público comparten su relación con la ansiedad. Hoy en día, en mi caso, tengo conversaciones sobre este tema fuera de mi espacio de terapia. Hoy en día, deja de ser un estigma para ser algo más de lo que nos compone como seres sociales.
Al final del video, Florence apoya su cabeza sobre el hombro de Su Ansiedad. Este gesto cariñoso nos demuestra que después de todo, se amigó con Su Ansiedad. La reconoce como parte de ella, y así como todas sus otras partes, merece cariño.
Esa ansiedad que palpita dentro de nosotros necesita de nuestra atención y de nuestro cariño. Al verla, al reconocerla, demostramos que no es algo que nos haga débiles, sino que nos hace humanos. Así que de ahora en adelante, cuando aparezca, intentaré buscar su hombro para apoyar mi cabeza , reencontrarme y amigarme con Mi Ansiedad.

